Estancias. Ortega Caicedo, Alicia

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Este libro andrógino rememora trayectos: los afectos despliegan un movimiento, y el cuerpo traza con ellos su mapa y su travesía. Este libro andrógino está hecho del silencio de todo luto y está hecho también del resplandor de las cosas: su mirar necio y sus formas que, una vez tocadas, sobreviven en nosotras. Está armado, este libro andrógino, de los recorridos que nos dejan pérdidas y, además, de lo salvaje y lo tierno que deslumbran con su baile, y seducen. Este libro andrógino es un viaje que parte y vuelve, que es origen y herencia: quien lo escribe se atreve a contar lo vivido y nosotras, que lo leemos, seguimos el sendero precioso de su aventura, que es también la nuestra. Está repleto, este libro andrógino, de memoria: el lenguaje se precipita sobre lo perdido, lo donado, lo dado, lo ofrecido.
Este libro andrógino, que es estancia y es pasaje, está escrito con la delicadeza de unas manos capaces de llevar en una funda de papel el mundo y también con el coraje de la matutera lista para lo ilícito. Libro andrógino que contiene derivas y transita con intuición los tiempos: así se teje su relato, su vagabundeo intermitente, su diáspora íntima y conmovedora.

Gabriela Ponce Padilla

 

Ortega Caicedo, Alicia

Año: 2022

220 Páginas

Idioma: Español

ISBN: 9789942421364

Severo Editorial

Sin existencias

Descripción

Este libro andrógino rememora trayectos: los afectos despliegan un movimiento, y el cuerpo traza con ellos su mapa y su travesía. Este libro andrógino está hecho del silencio de todo luto y está hecho también del resplandor de las cosas: su mirar necio y sus formas que, una vez tocadas, sobreviven en nosotras. Está armado, este libro andrógino, de los recorridos que nos dejan pérdidas y, además, de lo salvaje y lo tierno que deslumbran con su baile, y seducen. Este libro andrógino es un viaje que parte y vuelve, que es origen y herencia: quien lo escribe se atreve a contar lo vivido y nosotras, que lo leemos, seguimos el sendero precioso de su aventura, que es también la nuestra. Está repleto, este libro andrógino, de memoria: el lenguaje se precipita sobre lo perdido, lo donado, lo dado, lo ofrecido.
Este libro andrógino, que es estancia y es pasaje, está escrito con la delicadeza de unas manos capaces de llevar en una funda de papel el mundo y también con el coraje de la matutera lista para lo ilícito. Libro andrógino que contiene derivas y transita con intuición los tiempos: así se teje su relato, su vagabundeo intermitente, su diáspora íntima y conmovedora.

Gabriela Ponce Padilla

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