El rastro

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El corazón, dice Pascal, tiene razones que la razón desconoce. Este conocido aforismo del filósofo francés medula la novela de Margo Glantz, como si se tratara de manera literal de un andante con variaciones: los personajes se reúnen en un velorio y, en procesión pueblerina, se dirigen a la iglesia del convento donde oyen misa de cuerpo presente antes de trasladarse al cementerio local, situado en un valle rodeado de montañas; entre ellos, casi anónima, Nora García, la protagonista, de regreso en el pueblo -después de una larga separación- para asistir al velorio de Juan, su ex marido, músico como ella, quien acaba de morir de un infarto de miocardio.

El corazón, el verdadero centro del relato y de la vida, reloj humano que mide con perfección nuestro tiempo corporal y a la vez se nos presenta como el órgano del deseo. ¿No decía Roland Barthes que el corazón se hincha, se rompe, desfallece, igual que el sexo?

La variación se utiliza como clave de la organización narrativa. Se parte del material más trillado, paródico, banal, para realzar el arte de la combinación, la transfiguración, el uso sistemático de un canon y la edificación de una amplia estructura a partir de una obsesión monocorde. Esta poética abre un campo de acción sin límites para la invención; permite que los elementos más importantes del relato permanezcan y se repitan -modificados, degradados, engrandecidos, copiados al carbón-, como si fueran sus pivotes estructurales: realzados con numerosas intercalaciones y digresiones a la manera de las variaciones Goldberg de Juan Sebastián Bach, en especial la interpretación  caprichosa que hiciera de ellas Glenn Gould.

La vida, dice el tango, es una herida absurda. Nora García la va viviendo como un derrumbe, una pulverización, aunque también como la posibilidad de empezar de nuevo, en esta excelente novela de la prestigiosa escritora mexicana Margo Glantz.

 

Glantz, Margo

Año: 2019

168 Páginas

Idioma: Español

ISBN: 9789585474451

Laguna Libros

 

Sin existencias

Descripción

El corazón, dice Pascal, tiene razones que la razón desconoce. Este conocido aforismo del filósofo francés medula la novela de Margo Glantz, como si se tratara de manera literal de un andante con variaciones: los personajes se reúnen en un velorio y, en procesión pueblerina, se dirigen a la iglesia del convento donde oyen misa de cuerpo presente antes de trasladarse al cementerio local, situado en un valle rodeado de montañas; entre ellos, casi anónima, Nora García, la protagonista, de regreso en el pueblo -después de una larga separación- para asistir al velorio de Juan, su ex marido, músico como ella, quien acaba de morir de un infarto de miocardio.

El corazón, el verdadero centro del relato y de la vida, reloj humano que mide con perfección nuestro tiempo corporal y a la vez se nos presenta como el órgano del deseo. ¿No decía Roland Barthes que el corazón se hincha, se rompe, desfallece, igual que el sexo?

La variación se utiliza como clave de la organización narrativa. Se parte del material más trillado, paródico, banal, para realzar el arte de la combinación, la transfiguración, el uso sistemático de un canon y la edificación de una amplia estructura a partir de una obsesión monocorde. Esta poética abre un campo de acción sin límites para la invención; permite que los elementos más importantes del relato permanezcan y se repitan -modificados, degradados, engrandecidos, copiados al carbón-, como si fueran sus pivotes estructurales: realzados con numerosas intercalaciones y digresiones a la manera de las variaciones Goldberg de Juan Sebastián Bach, en especial la interpretación  caprichosa que hiciera de ellas Glenn Gould.

La vida, dice el tango, es una herida absurda. Nora García la va viviendo como un derrumbe, una pulverización, aunque también como la posibilidad de empezar de nuevo, en esta excelente novela de la prestigiosa escritora mexicana Margo Glantz.

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